lunes, 12 de enero de 2015

ESPECIAL: UNA DROGA LLAMADA 'RUNNING'

No es un deporte con audiencia ni en la celebración de sus mayores eventos, tampoco el que pone más espectáculo, ni con el que se muevan cantidades grandiosas de dinero, como en otros deportes. Lo cierto es que ni su práctica resulta agradable si no se tienen alicientes, si se realiza sin un objetivo o sin una motivación. No obstante, el “running” se ha convertido en el deporte de moda, el deporte de la calle, el que vemos cuando salimos a dar un paseo, ya sea en las grandes ciudades o en los rincones más rebuscados.
De todas maneras, no es tan simple como esto. No es un deporte que solo se lleve a cabo por objetivos, y aunque sus entrenamientos puedan llevar al máximo sufrimiento, los efectos positivos del “running” no se producen durante, sino después. Existe infinidad de gente que corre y dedica su tiempo libre a ello, pero la habrá más que lo ha intentado en alguna que otra ocasión y nunca ha conseguido hacerlo con regularidad.
Es por eso que cuando hablamos del “running” como una droga, debemos hacer especial mención a un concepto que podríamos definir como punto de inflexión. Como explicábamos anteriormente, un gran porcentaje de gente que lo intenta, acaba dejándolo o lo hace pocas veces a la semana. Correr se convierte en una droga cuando se palpan resultados. Uno de esos resultados puede ser la mejoría (bajar tiemposrealizar más quilómetrosquitarse peso…). Cuando ocurre eso el “running” deja de ser una especie de obligación no deseada para convertirse en goce. Ese punto de inflexión en el que se pueden apreciar resultados es la sensación de disfrute.
Es cuando se sobrepasa el punto de inflexión que el “running” pasa a ser una droga, un ejercicio del que no se puede prescindir. Para que se entienda, antes del punto de inflexión, correr es un plan que pasa por la cabeza cuando no hay nada más que hacer, mientras que después del punto de inflexión, correr es una rutina, y el resto de planes van tras él.
Llegados a este punto, se hallan unas razones para pensar que éste es el deporte ideal, un deporte que no excluye a nadie y se solidariza con todo el mundo que tiene algo de tiempo en su día a día. El “running” es un deporte que no obliga a nadie. Se puede salir a correr cuando las condiciones meteorológicas lo permitan, siendo éste el único obstáculo a sobrepasar. Además, es un juego de superación, un desafío donde el único oponente es uno mismo. Todo el mundo puede ser partícipe, correr no contempla edades. Niños, adultos y mayores pueden tener la misma finalidad a diferente escala. Entre los beneficios destaca el acceso a cualquier otro deporte. Con el “running” se adoptan las condiciones para jugar al fútbol, baloncesto, tenis, natación, ciclismo, etc. No en lo técnico pero si en lo físico, pues si tenemos idea de lo primero, lo segundo permite ser consciente de una creciente mejoría en la intensidad, la resistencia, la constancia… Otra de las ventajas es que siempre hay eventos aptos para todo el mundo. Pueden correr los mejores y los peores, sin discriminación alguna, y cada uno con sus objetivos.
Si no se es profesional y no hay un rival físico definido, el “running” solo admite un contrincante, llamado crono. Lo mejor es que nunca se vence al crono, no hay un límite, y el límite depende de un estado físico que tampoco tiene frontera.
No es de extrañar que correr se haya convertido en tendencia. Sus combinaciones, sus ventajas, su flexibilidad, su aportación y sus puertas nos han permitido a todos, sin prácticamente excepciones, recoger un hábito que nos proporciona la salud y vitalidad que pocos deportes otorgan. Con esto no pretendemos calificarlo de mejor sobre otros deportes, sino justificar porque salimos a la calle y vemos tantos corredores. “Running” es droga, “running” es moda.

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